jueves, 27 de febrero de 2014

El derecho a nacer: un derecho humano


Hace unos días, mi marido me envió este punto de la Exhortación Apostólica EVANGELII GAUDIUM del Santo Padre Francisco a los obispos, a los presbíteros y diáconos, a las personas consagradas y a los fieles laicos sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual. No puedo dejar de compartirlo aquí:

213. Entre esos débiles, que la Iglesia quiere cuidar con predilección, están también los niños por nacer, que son los más indefensos e inocentes de todos, a quienes hoy se les quiere negar su dignidad humana en orden a hacer con ellos lo que se quiera, quitándoles la vida y promoviendo legislaciones para que nadie pueda impedirlo. Frecuentemente, para ridiculizar alegremente la defensa que la Iglesia hace de sus vidas, se procura presentar su postura como algo ideológico, oscurantista y conservador. Sin embargo, esta defensa de la vida por nacer está íntimamente ligada a la defensa de cualquier derecho humano. Supone la convicción de que un ser humano es siempre sagrado e inviolable, en cualquier situación y en cada etapa de su desarrollo. Es un fin en sí mismo y nunca un medio para resolver otras dificultades. Si esta convicción cae, no quedan fundamentos sólidos y permanentes para defender los derechos humanos, que siempre estarían sometidos a conveniencias circunstanciales de los poderosos de turno. La sola razón es suficiente para reconocer el valor inviolable de cualquier vida humana, pero si además la miramos desde la fe, «toda violación de la dignidad personal del ser humano grita venganza delante de Dios y se configura como ofensa al Creador del hombre».[176] 

[176] Juan Pablo II, Exhort. ap. postsinodal Christifideles laici (30 diciembre 1988), 37: AAS 81 (1989), 461.

Me ha llamado mucho la atención cuando dice que para ridiculizar la defensa que la Iglesia hace de las vidas de los niños que están por nacer, se presenta su postura como algo ideológico, cuando en realidad la defensa de la vida de estos niños está ligada a un derecho humano y punto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario